ENSAYO EXTRA: = Jakob =

=El Inicio del Viaje=


Respire profundamente… y pude sentir la lluvia humedeciendo mi piel como una suave caricia deslizándose a través de mi cuerpo al caminar de brazos abiertos y mirada al cielo por los campos de trigo.

A mi lado mis amigos reían con Yeshua por la forma chistosa en la que relataba nuestra mas reciente aventura en el huerto de limas y toronjas. Ver como corríamos por el huerto brincando los setos a veces con extraviada torpeza para escapar de los feroces colmillos de los perros del vigilante fue de lo mas gracioso.

La felicidad en la diversión inofensiva de tomar lo que la naturaleza obsequia sin mas esfuerzo que el formar parte de su diversidad destello desde nosotros, no temíamos a lo que pudiera sucedernos. Si la adversidad se nos presento grande también nos permitió sacar la dicha de la infancia. Si sentimos hambre y dolor, sin darnos tanta importancia nos reímos tomando lo que necesitamos del mundo para saciarnos y aliviarnos sin afectar de acuerdo a nuestro sano criterio, el equilibrio de las cosas. Es más, en esos momentos de humor agradecido nos imaginamos y creímos sinceramente ser la verdadera razón del diseño de Colores: como nada nos pertenecía en el pueblo, toda estaba a nuestro alcance.
Había nacido como mis amigos en aquel lugar de sueños diarios entre los juegos A al Z, y crecido en casa de mi padre sobre un barrio humilde que dio alguna vez de un lado al mar y del otro al cultivo de trigo, y vivido muchas de estas aventuras por los caminos sencillos que salieron a tierras de rededor.

- ¡Jakob! ¡Jakob!

Marie mi madre me llamo a lo lejos desde una de las esquinas del barrio, sosteniendo una sombrilla negra para no mojarse con la lluvia que poco a poco iba dando paso a los primeros rayos del sol del atardecer, y saboreando las últimas gotas de agua que aun se deslizaron como a voluntad por mis labios, sonreí por el regreso oportuno del viaje, y escuchándola consolado; fui tras ella.

- Mami, ¿qué pasa? He estado jugando con mis amigos, y quisiera quedarme un rato mas entre el trigo antes de ir a casa. Además la lluvia esta fresca, y se siente bien, y huele bien el aroma de su paso en el ambiente…
- Es hora de comer.
- Sí lo sé, pero no tengo hambre…
- Jakob, quiero que te cuides y te alimentes antes de seguir jugando con tus amigos. Ven, haznos compañía a la familia en el comedor. Te gustara saber, que hace rato llego una carta de tu padre desde Ciudad del Sol.

Al mirar a esa dulce y joven mujer en largas faldas floreadas color azul profundo, protegida del viento de la brisa solo por un ligero suéter negro, y desprendiendo un aroma mas exquisito y encantador que la lluvia cayendo sobre la tierra de los trigales, no era capaz de negarle nada: sus ojos y su voz transmitían tan delicado amor maternal que debía ser la mujer más grandiosa del mundo en todas las formas conocidas y por conocer, no quedándome otra opción más que agradecer a Dios por ese regalo maravilloso, y consentirla.

- Esta bien Mami. ¿¡Papá!? ¿Papá vendrá pronto? Por la mañana escuche decir a Don Jonás que había logrado conseguir un contrato para jugar en el equipo de la 1ª división de Leones Negros, ahora que esta logrando por mucho el titulo de goleador de la liga universitaria. Seguro traerá buenas noticas.
- Sí, por eso te estamos esperando para abrir la carta juntos en la mesa durante la comida, y ver que sorpresa nos ha guardado esta vez.
- Ya quiero saber si vendrá pronto, lo extraño.
- Yo también hijo... ven vayamos a casa.

Papá que jugaba para el equipo de Humanidades con cede en el pueblo de Valle de Flores ha 40 km de Colores, se había marchado hacia mas de un mes a participar en la copa nacional de clubes universitarios que se llevaba a cabo en la Ciudad del Sol ubicada a 300 km por la costa del estado de Gracia, y aunque tres días antes había hablado con mi hermano Juan y mi hermana Paola por teléfono, a quienes eufórico contaba estar a solo tres partidos del campeonato nacional, acostumbraba escribir todo de nuevo en sus cartas y mantener a veces las mejores noticias para el tintero, quizás debido a que a su esposa le fascinaba coleccionar sus cartas en un pequeño baúl dorado como un preciado tesoro.

Abba mi padre según los periódicos universitarios era el mejor jugador de Humanidades. Conocido como un asombroso hombre responsable quien en sus tiempos libres solía procurar el bienestar de los vecinos mas necesitados construyéndoles gratuitamente muebles con la madera que le traían, era un orgullo y digno representante de la región más allá del plano deportivo. Por lo que era común que nuestra casa estuviera atestada constantemente por gente atraída por su carisma. Por eso y más, lo vivía como el otro gran regalo de Dios.

Sentado a la mesa con mis hermanos; mi madre abrió la carta:


27 de Junio de 1994




¡Queridísima Familia!


Como ya saben, nuestro equipo ha estado consiguiendo victoria tras victoria a lo largo del torneo. Somos los únicos invictos, y es muy probable que nos erijamos pronto como uno de los dos candidatos potenciales para alzar la copa.

El club de Humanidades me ha anunciado que de llegar ha disputar el último partido del campeonato, en agradecimiento enviaran por ustedes un día antes para que vengan ha vernos desde en uno de los falcos, de tal manera que si logramos triunfar, disfruten allí con nosotros la gloria de la gran victoria.
Salúdenme a los vecinos, muy especialmente a Abraham mi leal amigo y compañero en el taller de carpintería. Comuníquenle que personalmente he discutido también sus pases con los directivos, y que será un placer enorme para mi si decide venir con ustedes y su esposa he hijos durante el evento.

Han sido ya muchos los días lejos de casa, pero no habido un solo día en que deje de pensar en ustedes. Son la razón de mi vida, y de mi compromiso ha seguir luchando pacientemente para conquistar este preciado titulo de soccer. Reciban un fuerte abrazo y un beso de su padre que los quiere y los extraña mucho: Abba

P.D. Mi muy amada esposa he hijos conforme a mi corazón; esfuércense y sean valientes durante estos días en mi ausencia. Ínterin envíenme cartas, prometo verlos pronto…


Una manera muy sagaz en la que nos inspiraba también a sus hijos ha aprender ha escribir…

Concluida la lectura, nuestra madre introdujo la hoja otra vez en el sobre y se retiro a su habitación para guardarla en el baúl dorado, leyendo la suya en la intimidad de sus pensamientos.

Otro día planee ir con mis amigos de paseo a la laguna azul. El verano hacia un ambiente cálido, y de los vientos remolinees que se elevaban hasta tocar las nubes en los campos lejanos de Colores. El clima indicado para volver a las lagunas cercanas a tomar un chapuzón.

- ¡Rufo levántate, iremos hoy a la laguna azul ha nadar! – Grite mientras tocaba la puerta de su habitación-. ¡Ah y trae tu resortera!, porque quizás en el camino demos con algunos botes en uno de los barbechos y nos detengamos ha probar la puntería.
- ¿A la laguna azul ahorita? ¡Estas loco! – Respondió somnoliento, porque aún su cuerpo deseaba descansar más-. Es muy temprano para salir ha rolar por ese rumbo amigo. Además no tengo horca, la rompí hace unos días.
- Estaba pensando en ir con Don Adán antes de mediodía, y explicarle que fuimos nosotros los que entramos a su huerto – Y trate de hacerlo sentir corresponsable en un tono que transmitiera aliento-. La gente rumora que esta preocupado porque no sabe quienes andan rodando sus tierras; y como a nosotros nos deja tomar la fruta que queramos con permiso. Queremos que sepa que buscábamos divertirnos; y se relaje.
- ¡Anda, ya levante! – Replico Alejandro su hermano desde una de las sillas rusticas del comedor contiguo después de darle un sorbo a un vaso con leche-. La horca es lo de menos, cortaras una nueva de algún árbol de ramas secas. Además es temporada de uvas, y papá Simón me ha pedido que de pasar por el camino a la laguna azul tomemos algunos racimos de los seis arboles de la creación para hacer su vino preferido. Me dijo que lo hará tan suave que nos dejara saborear un poco.
- ¡Esta bien, ya voy! – Repuso desde el interior-. Solo espero no se hagan unos borrachos, con eso de que le queda tan bien al viejo. - Se escucho como salía de la cama, tendía las cobijas, y se ponía el pantalón, el cinturón y los zapatos, para luego abrir la puerta-. ¿Y los demás están con ustedes?
- Te estamos esperando para ir por ellos -Dije.
- ¡Ah! – Miro extrañado a su alrededor y esbozando una sonrisa apuntó con sus manos la salida-. ¡Bueno vamos…!

Tocamos las puertas de las casas de los otros, y una vez despertados de su sueño nos reunimos en los fresnos dentro del jardín de margaritas y girasoles a la orilla del pueblo para acordar todo lo que haríamos en el trayecto, y discutido el asunto partimos sin mirar atrás por el camino preferido a la naturaleza de Colores.

El pancho [el canino de casa, alegre y juguetón, y querido de todos mis amigos, y al que no habíamos llevado a la última aventura] vio un conejo que cruzo y se adelanto para alcanzarlo y tratar de jugar, pero este asustado y perplejo cuando pudo corrió a esconderse dentro de una madriguera. Un anciano conocido pasó por el camino con una carretilla anaranjada cargada de ollas grandes gritando:

- ¡Hay tamales dulces!; ¡tamales de mole!; ¡atole calientito!

Yeshua lo detuvo y ofreció invitarnos un tamal y un atole a cada uno con el dinero que había ganado en su última jornada pastoreando las ovejas de Don Roí. Teníamos tanta hambre y sed, que aceptamos. Aún así y en su buena voluntad Magdalena después señalo coquetamente que prefería los camotes dulces, y Esther los Elotes tiernos de temporada con chile en polvo y limón, pero que igual el desayuno había estado delicioso y lo agradecían.

Nuestro amigo sonrió como si nuestra satisfacción hubiera sido el propósito de su trabajo.

Nos levantamos de las piedras, y enseguida sin andar todavía mucho por el camino como a 1 km en un cercado hallamos unas botellas de vidrio arrojadas por la gente que solía ir de excursión al bosque de Saba. Inmediatamente yendo Saúl y David donde estaban tiradas, las tomaron y comenzaron a retarnos a los demás para averiguar quien tumbaba o quebraba mas a 12 pasos de distancia, pidiéndonos ayuda para colocarlas.

-¡Vamos! –Exclamo Salomón su pequeño hermano-. Ustedes saben quien derribo con el rifle más figuras de los estantes en la pasada feria, y quien en cada intento en la diana hacia más puntos. ¿Qué pretenden probar?
- Sí Salomón eres muy inteligente y virtuoso con el rifle y los dardos a 7 pasos de distancia – Señalo David-, pero hoy vamos a competir con resorteras y desde mas retirado. ¡Veamos si eres igual de firme!
- Para mi no hay diferencia –Salomón blofeo tomando su resortera cortada de las ramas de un roble-, el ojo es el mismo.
- No me parece amigos que comiencen sin mí, la resortera que traigo es como una pequeña honda, no tiene horca – Protesto Rufo poniendo su mano derecha sobre uno de los hombros de David.
- Te presto la mía durante el reto - Intervino Yeshua con disimulado interés en sus habilidades-. Ahora que si lo prefieres, puedes cortar una que se ajuste a tu mano de ese ébano seco frente a la higuera frondosa.
- ¡Muy generoso Yeshua! – Le contesto reconociendo su oferta en un ademan sincero-. El otro día que se la prestaste a mi papá Simón, me mostro lo perfecta y fácil de calibrar que es incluso para alguien que no acostumbre a llevar una consigo – y mirando el ébano-. Igual, creo tú eres el único digno de llevar una resortera tan esplendida. Tratare de buscar una como la tuya en aquel árbol que me señalaste.
- Como tú prefieras – Yeshua gentil aún más allá de su curiosidad-. Mira que Simón te ha dicho la verdad, es muy atinada.

Para probarlo dio un tiro como a 33 pasos dando en el meritito centro de una botella blanca, y todos deslumbrados en efecto respondimos rápidamente alabando su proeza en un tono humorístico:

- ¡Sí!; ¡cierto!; ¡cierto Yeshua…! es muy atinada.

Y en una risa graciosa y consumada…

- ¿Cómo ves Rufo?; ¿verdad que es la mejor? – Le pregunto girándose con los brazos abiertos hacia donde estaba como para que también le reconociera su obra.
- Sin duda alguna amigo, es la mejor – Dijo Rufo boquiabierto.

Seguido a eso Rufo monto el ébano seco, y corto con la segueta una horca en la punta de la copa que le había atraído desde que la vio al subir por el tronco, y antes que acabáramos con las 40 botellas recogidas del barbecho, bajo y sin lijar todavía sus relieves, la ato con varias ligas a ambas cuerdas, y apuntando a la ultima botella de vidrio y estirando la resortera con tal fuerza memorable, soltó un tremendo canicazo que hizo que estallara en mil pedazos.
- Por lo menos no te has quedo con las ganas – Nos carcajeamos y aplaudimos…
- No, vaya que no – Susurro alegre y consolado-. ¿Qué haremos ahora?
- Seguir con el plan – Explicó Yeshua.

Retomamos el camino, y andando como a 4 km de Colores llegamos a las puertas del huerto de Don Adán, y mirando a unos metros hacia adentro vimos al anciano recargado en su tractor verde ojeando unas notas de pedidos, así que confiados las abrimos para pasar ha contarle que habíamos sido nosotros los traviesos de aquel día. Sin embargo, el hombre caniento de mirada sosegada, voz suave y actitud flexible; se acomodo el sombrero, sonrió y amablemente nos respondió:

- Canijos muchachos, esta vez si que me angustie, aunque les confieso que más tarde supuse que habían sido ustedes pretendiendo disparatar a mi nuevo vigilante.
- Disculpe Don Adán, fui yo el que sonsaque a mis amigos aprovechando su inocencia e imaginación para divertirnos. Sí hay algo que resarcir, asumo la responsabilidad – Le di la cara mostrando mi entera disposición para reparar los daños.
- Que resarcir y que nada. Al igual que ustedes, considero que cuando el saciado roba en la escases toma lo que no es suyo, pero cuando el hambriento roba en la abundancia toma lo que por derecho le pertenece – Don Adán sabía del contexto humilde y sencillo en el que varios de nuestros ascendientes habían iniciado su vida como jefes de familia-. Delito habría sido robarle a un hambriento, a otro en sus condiciones - Y dirigiéndose a Yeshua quien le había salvado de ahogarse en su propia saliva hacía más de un año con primeros auxilios aprendidos de su padre Elohim, el médico y director escolar-. Ustedes saben que este huerto es tan suyo como mío, eso sí, quedaría mas tranquilo si la próxima vez antes de tomar fruta se lo hacen saber a mi nuevo vigilante. Es un hombre viejo, y no me gustaría que en una de esas torerías le de un paro cardiaco al tratar de atrapar a jóvenes con pies de león he ingenio de águilas. Quisiera que los conozca y quede enterado…
- Aunque era más bien sed Don Adán – Dijo Alejandro haciendo malabares con tres limas que había cortado al ir caminando por interior del huerto-. Teníamos harta sed…

Don Adán se carcajeo por la eutropelia.

- Vengan para presentárselos, esta allá en el fondo descansando bajo la sombra del árbol de Toronjas.
- ¡Gracias Don Adán! – repuso finalmente Yeshua.

Sin exhortarnos más, mientras nos encaminaba hacia el nuevo vigilante me pregunto:

- ¿Y como esta Abba tú padre Jakob? Escuche hoy por la radio como su equipo se imponía en los cuartos de final 4-0 frente a Administrativos.
- Sí – Sonreí abiertamente-. ¿Supo de los dos espectaculares goles que metió verdad?
- Tu padre es un magnifico tocador del balón. Los críticos expresaron cuando los comentaristas guardaron silencio durante la narración del partido, que maneja el balón como si fuera una parte de su mismo cuerpo; y que los dos goles de cabeza en ese tiro libre y saque de esquina habían sido del más alto nivel.
- Además coopero con los otros dos tantos, sabe...
- Sí, quizás por eso lo tienen como capitán y medio de contención: es un excelente orquestador de soccer…
- Papá es un magnifico compañero de equipo. Nos ha escrito en una carta, que de llegar a la final, el club mandara por la familia para ir ha verlo jugar.
- Seguro llegara Jakob. Me lo saludas cuando tengas la oportunidad…
- Lo haré Don Adán.

Cuando llegamos donde estaba el nuevo vigilante del huerto, nos presento como sus amigos y socios, y pasadas las salutaciones de reconocimiento nos despedimos y seguimos nuestro rumbo por una brecha cerca que daba atravesando una hacienda con ganado bovino y equino…

Al caminar por los establos de vacas, David tomo unas piezas de chocolates duros que colocaban los ganaderos entre los forrajes para darle buen sabor a la leche según murmuraban, y nos convido trozos a cada uno. Seguidamente a eso, también cruzamos una pradera con varios esqueletos de animales adornando el escenario, charros floreando la reata y practicando todo tipo de suertes con toros y yeguas para los eventos dentro de los lienzos regionales; otra pradera con caballos pura sangre pasteando, amansadores domando algunos y jinetes entrenando a otros en carriles de velocidad para las carreras en el hipódromo de Colores; y brincando la última valla de madera llegamos a la laguna azul.

Alejandro desato la balsa que habíamos construido hacia como un año en la carpintería de Abba mi padre, y a la que no obstante después de renunciar cada partida de regreso a casa anclándola en el extremo del pequeño muelle descubríamos nuevamente en la siguiente aventura a la laguna azul [soy testigo de una justa honradez decía Yeshua]. David resolvió acompañarlo a pescar con una pequeña red y un par de cañas improvisadas en varas de bambú crecidas entre los huizaches, hilo del que usábamos para hacer papalotes, y unos anzuelos ensebados con gusanos de la tierra. Salomón se sentó como un yogui sobre una pequeña colina terregosa para meditar y para aprender ha escuchar al lago. Job, Eva y yo nos desprendimos de la ropa alcanzando al Pancho que se había metido a nadar en la parte mas baja, clara y cálida del agua; y otros se iban a pasear entre los arboles.

Los tres estuvimos nadando un buen rato, y hablando sobre esto y aquello durante el chapoteo, a veces algo nos recordaba una aventura del pasado (el día anterior) y otras los proyectos que teníamos para el futuro (el día próximo), y aún así nuestras mentes y corazones permanecían allí gozando el momento con los amigos.
Yeshua que había decidido quedarse en la orilla recostado sobre el pasto verdiazul tomando los rayos del sol, llamo al Pancho que se revolcaba en el lodo rojo carmesí, y este entusiasmado se apresuro a salir y ha correr en su dirección para brincar sobre sus piernas. Yeshua lo abrazo de las orejas alegre por su obediencia y le lanzo con fuerza una vara al interior del lago:

- ¡Pancho, ándate por el…!

Pancho comprendiendo la orden, emprendió la búsqueda de la vara en el agua, y al hallarla y agarrarla con el hocico resurgió limpio a entregársela. Yeshua ahora sentado mirando al horizonte, ensimismado en la contemplación de un desfile de cisnes la tomo como por un reflejo sin mostrar el mínimo interés en darle una vez mas la misión de ir por la vara, por lo que Pancho sintiendo la ausencia de su alma y perplejo en un juego perentorio se sacudió instintivamente el agua corriendo otra vez a revolcarse en el lodo. Yeshua entonces advirtiendo desde el éxtasis como se ensuciaba más el perro luego de haber sido limpio, despertó asombrado y me señalo:

-¿¡Cómo lo ves!?
- Mmmmh perro mugroso… - reímos juntos.
- Yeshua hace calor y el agua esta a toda madre, anda ven a refrescarte.
- Ya lo creo – alzo sus cejas apaciblemente-. Rufo me ha pedido que le eche una mano para bajar aquel panal de miel que esta en lo alto de los pinos. No tardo en regresar, y entonces veremos…
- Bien, acomodare las rocas sobre las que pondremos la parrilla para asar los peces que traerán Alejandro y David del lugar que les indicaste – Nade hacia la orilla y sin salir le exprese mi deseo-. Me gustaría que estés aquí pronto y me ayudes a servirlos.
- Lo hare amigo.
- ¡Promételo!
- Sabes que vendré -sonrió.
- Sí, lo sé…

Nuevamente me metía al fondo de la laguna azul, y esta vez hasta donde pescaban Alejandro y David para averiguar si estaban consiguiendo los suficientes peces para el grupo:

- ¿Cómo les esta yendo amigos?
- Hemos terminado – Me mostraron una red que habían llenado de peces gracias a su perseverancia-. ¿Qué sigue?
- Dado el éxito, vayamos a comerlos. Me toca prepararlos.
- Si hace hambre - contestaron.

Fuimos al sitio donde adaptaría las rocas para la parrilla, y al construir el fogón con apoyo de Job y Salomón, levante mi cabeza para observar lo que a mi alrededor ocurría… Alcance ha ver a 200 metros de distancia a Rufo ahuyentando a las abejas del panal con un poco de humo de unas hierbas secas quemándose, al tiempo que Yeshua lo cepillaba agitando unas hierbas verdes esperando la oportunidad para cortar su miel del pino con una navaja. Girando un poco a 100 metros; Esther, Magdalena y Saúl recogiendo leña para hacer las brazas en el fogón. Muy cerca en la laguna azul como a 60 metros, Eva aun nadando con el Pancho. Y en el centro de toda esa escena junto a mi, David y Alejandro descansando sobre unos troncos.

- Hubiera sido más fácil hacer esquite amigos… – declaró Esther cuando arribaban al lugar donde terminábamos de construir el fogón.
- Si pero hacerlo se me antoja mas como botana, y por la noche cuando hace frio y nos sentamos en el contorno del fuego para calentarnos uno al lado del otro. Ahorita como que no… – señalo Magdalena metiendo leña al fogón.
- A mi también me dan ganas de esquite y chivitas hechas en las cenizas ardientes de unas rajas de excremento de vaca, pero hoy llegaremos cansados – expuso Saúl a Esther su enamorada con una caballerosidad adonis –. Quizás otro día vayamos por elotes con Don Adán y las hagamos en uno de los baldíos del barrio…
- Tienen razón, es mejor hacerlas otro día por la noche, de preferencia fría. – Acabo concordando prudentemente Esther en una sonrisa al vernos prendiendo el fogón con los peces preparados encima de la parrilla.

Una hora más tarde Salomón echaba sal y limón a los peces que asábamos sobre las brazas, Eva exprimía en vasos desechables también algunas limas de la arpilla que nos había regalado Don Adán, y Rufo sentado en los troncos trozaba el panal de miel en piezas iguales. Por lo que busque a Yeshua en la laguna azul donde nadaba con Magdalena para decirle que me ayudara a servir, y viéndolo me arrime y le dije:

- Amigo ayúdame…
- Aquí estoy, y serviré -sonrió.
- Sí, lo sé…

Esta vez comimos y bebimos abundantemente, y después yendo donde estaban los seis arboles de la creación para merendar a la postre unas uvas, con regocijo guardamos otras para el vino de Don Simón. Terminando partimos de regreso a casa, y al entrar al camino como buena ventura pasaba un camión escolar de los ochenta que conducía Don José el músico, por lo que pidiéndole raite, se detuvo, subimos y nos llevo hasta la entrada urbana de Colores.

A la mañana siguiente cuando me despedí de mi madre rumbo a la escuela con mis hermanos Juan y Paola, nos encontramos en el camino a Moisés y a Elías mis compañeros de clase, y emparejándonos a su paso los salude.

- ¡Quiubo!
- ¡Paz hermano! – me respondió Elías estrechándome la mano con un fuerte apretón de palmas y antebrazos.
- ¡Moisés que onda! ¿Cómo te va a ti? – le pregunte.

Su apariencia lucía un semblante triste he indignado, y al contestar me confeso lo que le pasaba...

- Estoy decepcionado Jakob. Me pase dos meses trabajando duro en una investigación de la Historia contemporánea en Colores para mantener mi beca, y hoy en la madrugada me informaron que la profesora Lucero, que es además la tesorera de la escuela, se fugo con los fondos estudiantiles.
- ¡Ah caray! Tan bonita que esta, quien lo iba imaginar...
- Sí, salio además muy astuta la condenada... Supongo que no quiso esperar la fecha de vacaciones, y aprovechando su posición en la tesorería pues decidió comprarse un boleto antes para a uno de esos cruceros al Caribe - Dijo sonriendo jocosamente Elías.
- ¿Sabes que cuentas con nosotros Moisés? Tú quédate con lo bueno del trama, quizás en este momento nuestra querida profesora gracias a esos fondos este contenta y feliz tomando una piña colada en algún bar de una isla soleada en medio del mar a salud nuestra – Colabore en igual sonrisa intentando que tomara el anterior comentario inoportuno de Elías con la mejor de las actitudes.
- ¡Seguro! – Ahora uniéndose en una risa discreta por la bendita representación.
- Oye Moisés – le pregunte-, ¿y sabes quien nos va a dar la clase hoy si no va estar ella?
- El Director escolar Elohim –Padre de Yeshua-, me platico hoy en la madrugada cuando fue a la panadería a comprar unos bollos, que buscaran un sustituto fiel a nuestros valores que no cobre honorarios para mañana.
- Aunque lo mas probable es que calentemos bancas los siguientes seis días que faltan para las vacaciones de verano – opine.
- ¡El hombre es de palabra Jakob! – afirmo.

Llegamos a la escuela y entramos hasta el patio de recreo donde despedimos a mis hermanos para que se fueran a su aula de grado, y sentados en los bordes de la fuente de agua frente a nuestra aula de clase hablando sobre la nitidez del telescopio de Elías para enfocar las constelaciones de Orión, las Pléyades y la Osa Mayor durante las noches despejadas de otoño acampadas en su rancho, y proponiendo cuando iríamos de nuevo, antes de que sonara la chicharra, en un suspiro repentino les dije:

- Amigos, a mi no me gusta hacerme tonto, levantémonos y vámonos de aquí…
-¿Que? ¿Irnos de pinta? – Salto sorprendido Moisés quien tenía la fama de celar duramente el reglamente escolar.
- De tour por allí, por allá, tú sabes amigo.
- Eeeeh – Elías gimiendo por la tentadora oferta dadas las circunstancias-, sí vámonos de aquí. Tampoco me late la idea de fingir estar cumpliendo con leyes rotas. Al igual que tu Moisés, respeto su utilidad para permitirnos vivir en sociedad, pero en situaciones como esta mas vale trascenderlas y hacer lo que nos dicta el corazón.
- Algo digno, al menos hasta que sean restauradas – revele.
- Entiendo, es más honorable. Bueno... pero vayamos a los deshuesaderos a recoger los botes de aceite de autos que tiran los mecánicos para hacer lámparas con trozos de velas y alambre. Recuerden que por la noche iremos a la parcela de pinos en el centro del campo de trigo, donde se halla el lugar de la calavera, para ver si esta vez atreviéndonos a llegar a media noche, enfrentándola seamos dignos de comer de la vid.
- Estoy confiado de que llegaremos esta noche hasta el lugar de la calavera –dijo Elías con mucha osadía-. Tengo ganas de cortar uvas del árbol junto al madero donde se colgó aquel hombre bajo la luz de la luna.
- Sí no te cuelgas tu amigo… el contraste se presenta como una buena idea para saciar la sed en esas uvas – confesé festivamente.

La chicharra sonó y las puertas se cerraron, y aprovechando el barullo y el atiborro estudiantil por los pasillos hacia sus aulas nos escondimos de la guardia del personal escolar para saltar una de las bardas de la escuela. Una vez que las brincamos, dimos afuera con Pedro y Pablo que se nos habían adelantado en la aventura.

- ¡Mucho corazón amigos! – Dijo Elías sorprendido.
- ¡Rebosante! – Respondió Pablo aún mas sorprendido.
- ¿A dónde van? – Pregunto Pedro como investigando si teníamos un mejor plan que ellos para el tiempo libre que se nos avecinaba.
- Síganos y sabrán – Contesto Moisés seguro de que disfrutarían nuestra aventura.
- El secreto del misterio se resuelve al hacer de nuestra palabra una lámpara a los pies y una luz en el camino a través de la noche, para al enfrentar la muerte aprender ha gozar la vida – Decidí darle un acertijo fácil a Pedro que aún inquieto curioseaba sobre nuestros planes…
- ¡Ah! ¡Sencillo Jakob! Intentaran llegar al lugar de la calavera a medianoche para cortar las uvas de la vid. Supongo que van al deshuesadero de autos por material para construir algunas lámparas – Dedujo, y satisfecho pregunto-. ¿Podemos ir con ustedes?
- Tu inteligencia hace visible los propósitos de nuestro corazón – Señalo Elías a Pedro-. Aparte de ser nuestros más merecidos competidores en la cancha de soccer, son del barrio vecino con el que hemos crecido juntos: nos honrara compartir el viaje con ustedes…

Sonreímos todos concordando.

- Ahora hablando de soccer, aun no se si lo saben, pero Don Jonás nuestro entrenador y Don Simón el suyo quieren que nos unamos por la tarde para jugar una cascarita frente a la colonia del este. ¿Qué dicen? – Pregunto Pablo.
- Hablas de unir su técnica organizada en el campo y nuestra imaginación espontanea con el balón. Formaríamos el mejor equipo no solo del sur, sino de todo el pueblo. ¡Suena chido! – Me exprese entusiasmado por la idea.
- A la sexta hora de la tarde en el campo de girasoles – Indico Pablo.
- ¡Ah una cosa más! – Se metió otra vez emocionado Pedro a la charla antes de que partiéramos rumbo al deshuesadero-. Seguro la idea de ir después al lugar de la Calavera fascinara también a nuestros amigos del barrio. Me gustaría saber si pueden venir. ¿Qué dicen a eso?
- Por supuesto Pedro, son bienvenidos a nuestro clan – respondió la voz suave y plácida de un muchacho que venía por la banqueta con su mochila al hombro.
- ¡Yeshua! – Dije-. Tú siempre asombrándonos con tus apariciones.
- Las clases de nuestra aula las ha suspendido mi padre hasta mañana. Ha sido de lo más chistoso verlos escabullirse por las paredes…
- ¿Y enterarnos que después de todo teníamos el día libre? – Esbozo en una sonrisa Elías.
- Sí –Yeshua rió sutilmente-. Vayamos pues al deshuesadero a conseguir lo que necesitamos para construir las lámparas.

Estando en el deshuesadero de autos, recogimos botes amarillos, rojos y azules de volumen de 1 litro, y usando martillo y clavo les forjamos varios agujeros en el asiento para que las velas permanecieran encendidas con el aire que cruzara su espacio, y haciéndoles otros dos agujeros en sus partes extremas junto a los relieves les anudábamos un alambre para asirlas. Posteriormente, llegada la noche pondríamos velas individuales en su interior, encendiéndolas con un fuego común entre los amigos camino al lugar de la calavera.

Aquella hora en la que dos buzos y un pequeño submarino emergían del lago cristalino junto al campo de futbol de Colores, alce mis ojos y vi el sol en el cenit del cielo mientras el primer tiempo del partido terminaba con un empate cerradísimo a 3 goles en el marcador del tablero puesto entre los girasoles. Al segundo tiempo note como los corazones de los jugadores de ambos equipos se apasionaban tanto que hacían de ese encuentro el mas candente de nuestras incipientes vidas. Empero era mas destacada la faz impasible de Yeshua nuestro capitán, tomando un poco de agua y comiendo un trozo de carne seca después de su oración intima con Dios seguida a su ayuno de mediodía; esperando su turno en la banca, y pensando con don Simón y don Jonás la próxima estrategia en la que relevaríamos a Enoc el centro de contención y a Juan el delantero en punta respectivamente. Por mi parte entre ver el lago cristalino y lo que pasaba durante el partido de soccer, también me divertía con nuestras bellísimas animadoras: Eva, Rut, Esther, Magdalena, Ana, Marta y Rode haciendo filas circulares durante los reposos de la porra para descubrir quien aguantaría mas choques eléctricos de un pequeño regulador que también habíamos traído del deshuesadero.

Justo en el minuto 30 del segundo tiempo, Yeshua aparto a Magdalena del grupo de porristas y acariciando sus mejillas le declaro su devoción:

- Sabes, te busque toda mi infancia…
- Heme aquí, te espere toda la mía…
- Ganare por ti, y el equipo compartirá nuestra felicidad…
- Se que lo harás, pero quiero que sepas que el habernos encontrado y reconocido, ya ha sido suficiente para hacer latir mi corazón de alegría. Además… mmmmh, serás una buena compañía durante mi adolescencia…

El rostro de Yeshua se ilumino, y quitando su mano del pecho de Magdalena donde delicadamente la había puesto ella, corrió contento, vigorizado y listo para el juego hacia la línea central exterior de la cancha, me silbo para que me acercara a él, y cuando hubo pedido los cambios al árbitro me despedí también de las demás porristas.

- ¡Las veo en un rato! – Les guiñe el ojo izquierdo galantemente.

Por supuesto entramos eufóricos y llenos de energía como si supiéramos que todo iba ha salir bien. Y ciertamente no había razón para pensar lo contrario, habíamos deliberado todas las estrategias posibles, no éramos pues una hoja a merced del viento. Entregándonos libremente a la fluidez del juego, al minuto 49 en tiempo de compensación en un contraataque que comenzó con una espectacular parada de David nuestro portero, su lanzamiento con la mano derecha a Pablo el defensa central que burlando a 3 rivales con gran facilidad me hacia un pase rápido al fondo lateral derecho del lado contrario de la cancha casi dando a la banderilla del tiro de esquina, esquive al mejor de sus defensas y envié el balón arqueado hacia Yeshua que se situaba en la velocidad de la jugada en la mancha penal preparado para responder a mi asistencia con una inigualable chilena en la historia del futbol de Colores que marcaba el gol…

Para mi claro la jugada fue admirable, espectacular, pero lo que mas me gusto de haber ganado aquel encuentro deportivo fue experimentar la dicha con el equipo y la porra al festejar en la nevería de Don Simón la victoria que nos hacia los mejores del pueblo.

Una hora después de la resolución salimos de regreso a casa para bañarnos y descansar hasta el anochecer, por lo que se presento como la cereza en el postre de la dicha dar en el camino con una fiesta en el barrio ofreciendo posada, pozole, bolos y una piñata a mitad de la calle apunto de entregar a los convidados sus dulces tras un palazo atinado por las manos confiadas de un Job vendado de sus ojos [El mejor defensa del equipo del barrio que había decidido quedarse ha ayudar a su padre en un proyecto eventual de alfarería en lugar de ir al partido de soccer].

Al ver los dulces en el suelo, corrimos y saltamos sobre estos agarrando los mas que podíamos. Algo divertido. Seguido a la piñata unos ancianos comenzaron a danzar con atuendos tradicionales en un pequeño auditorio levantado a mitad de la calle, y los jóvenes prepararon una escenificación inspirada en la mies de trigo de una obra teatral dedicada a la Divina Libertad. Y cuando los mayores sirvieron el pozole y cenamos para luego irnos a descansar mientras ellos se quedaban en la charla, tan pronto como dejaron en silencio la calle, Yeshua salió de su casa tras el breve ocio merecido por el excelso golazo que había logrado meter en favor de la fusión de equipos, y casi a media noche tocando a nuestras puertas nos pedía que lo siguiéramos a la guarida del baldío donde habíamos escondido las lámparas.

- Pedro y Pablo irán conmigo hacia al frente – Me indicó Yeshua-, mientras tanto tú Jakob y los demás vigilaran el contorno: ¿estas de acuerdo?
- ¡Sí amigo! – Asentí parándome con firme disposición en su dirección.
- ¿¡Los demás están de acuerdo!?
- ¡Estamos contigo!

Esta vez Job venía con nosotros riendo por un cuento chusco de lo mas simple que ingeniaba mi hermano Juan con su talento en verbo y señas, pero al llegar al pequeño bosque de pinos su cara se volvió tan seria que parecía otro. Quizás preocupado porque las velas durarían máximo una hora al salir de la guarida [pensé], y al mirar al frente del camino vi una víbora venenosa estorbando nuestro paso y dispuesta ha abalanzarse en su dirección y contra su vida si continuábamos. Entendí pues que eso era lo que lo había petrificado. Repentinamente Yeshua se interpuso entre ambos pisándola fuertemente sobre su cabeza con la mayor convicción que puede transmitir un hombre, aludiendo a Job que nunca permitiría se matara a una alma inocente y justa, y menos la de un buen amigo. Enseguida a eso y relajados, brincamos la verja imaginaria hacia el interior, y apresurándonos por la duración de las velas, sin temores en acercarnos al árbol frutal frente al símbolo de la muerte, cortamos tantas uvas como nuestras manos consiguieron guardar en las bolsas en común. A tal punto que las velas se apagaron y la luz de la luna llena nos fue suficiente para iluminar nuestro espacio en el frenesí de las emociones que nos invadía a todos y a cada uno de nosotros en la decisión de alcanzar el objetivo en una realidad que simplemente y sin darnos cuenta nos permitía gozar el momento sin más ambición que el estarlo viviendo.

Comimos uvas en la vid, y comimos uvas en el camino de regreso. Cosechamos tantas uvas que cuando las repartimos entre el grupo hasta las bebimos en aguas frescas durante el desayuno del jueves 7 de Julio, fecha en la que el equipo Humanidades jugaría por la tarde la semifinal frente a Médicos.

Sin decir una palabra mis amigos se sabían invitados ha ver el partido de soccer por la televisión en la sala de mi casa. Y aún guardo en el alma de ese día… estando en el taller de arte y pintura de Don Jonás contándonos una anécdota en la que se había visto envuelto en un asunto de injusticia social al necesitar de vender su obra mas preciada en $20 apenas nimiamente arriba de su costo material para pagar la inscripción de su hija Isabel a la escuela, y de como al querer recobrarla por el valor personal que le guardaba de un tercer comprador tuvo que cuadruplicar la oferta a $80 aun cuando había sido su artista[1] …entender por primera vez que si el estado de gobierno de los pueblos apreciara de igual modo el esfuerzo laboral de los que producían la riqueza, no tendríamos porque renunciar a nuestros logros mas nobles y viviríamos con mas libertad terrenal en el devenir de nuestra vida: seguro mi familia y amigos podríamos presenciar en vivo cada partido de soccer de mi padre.

Me volví socialista en ese instante, y quise revolucionar el mundo consciente del amor plasmado en aquel cuadro de Don Jonás. Me inspire y quise en el corazón formar una elite perpetua de gobierno velando auténticamente por las necesidades de los artistas de tan inefable belleza. Una elite de interior democrático con conocimiento, amor y poder para escuchar a la gente con fe y esperanza de estar siendo guiados a la mejor de las vidas en comunidad, justificada por su constante comunicación y renovación de sus miembros y fundamentos sobre la verdadera experiencia del mundo vivido del pueblo en su totalidad.

Alguien me movió y dijo: - ¡Despierta! - …y me distraje del sueño...

-¡Jakob es hora de irnos!
- ¿¡He!?
- ¡Despierta! El partido comenzara en 10 minutos – Era mi amigo Yeshua señalando el reloj en su muñeca.
- Sabes, quisiera despertar y añadir a la felicidad de crecer con ustedes, una mayor libertad para elegir como agradecerles esta compañía.
Don Jonás, yo lo respeto y lo aprecio como el gran hombre que ha demostrado ser…
- Lo sé hijo… ¡Gracias…!

Mis amigos del barrio se reunieron en casa con la camisa puesta del equipo que capitaneaba mi padre para verlo como sus mas fervientes aficionados. Frituras en tazones y platos, bebidas en vasos de plástico, y trozos de pastel de chocolate de una exquisita repostería de Mamá decoraron la escena entre las manos tamborileras y labios trompeteros de los convidados en los sofás y taburetes de la sala.

La excitante emoción llenaba el aire de expectación en cada balón tomado por los pies de los jugadores de Humanidades con el deseo de un gol tempranero en los primeros minutos del encuentro deportivo. Un gol que nos diera el placer del descanso al pasar del juego, y el gusto de tal vez, quizás llegar a la final. Y en definitiva en el minuto cuarenta del segundo tiempo entre gritos de dolor y dicha de la posible perdida o ganancia durante los ataques de ambos equipos a la porterías, después de 20 pases consecutivos entre los jugadores de Humanidades, Adonaí de numero 7 en la espalda perpetra un pase perfecto hacia la posición de mi padre fuera del área grande, quien tomando el balón de volea con tal fuerza y decisión en el empeine de su pierna derecha lo coloca a una distancia inalcanzable para el guardameta de Médicos en una de las esquinas de la portería.

- ¡Goooooool! - Retumbaron las paredes en un grito estrepitoso y al unisonó desde el corazón de los presentes.
- ¡Golazo! – Rugió Yeshua frunciendo los músculos de su cara con un ánimo reforzado y empuñando su mano derecha.
- ¡Sí un golazo! – Volví a gritar levantándome de mi taburete y lanzando hacia arriba un confeti guardado de una serenata. - Algún día jugare como mi padre y seré el campeón de la liga universitaria.
- Sueñas Jakob, soy yo el que jugara como Abba – Dijo aproximándose Alejandro airoso en la dicha para sacudirme el cabello juguetonamente-. Seré yo el campeón, al menos claro que también juegues en mi equipo.
- Por supuesto Alejandro no concebiría jugar para otro equipo – Condescendí riéndome con él en el gesto de su admiración a mi padre.

El árbitro silbo el término del partido, y comenzamos a reír todos contentos con el resultado a favor. Tanta fue la alegría en la región que el noticiero local no dejo de transmitir durante el día y la noche, una y otra vez en constantes repeticiones pregrabadas el resumen de Humanidades frente a Médicos resaltando su dominio total en todo el encuentro deportivo.

Dos días pasaron, y antes del tercer día en el que se efectuaría el partido final del campeonato de la liga universitaria frente a Ingenieros en el estadio de Ciudad del Sol, mi padre hablo de emergencia por teléfono a mi madre para decirle que lamentablemente la administración no enviaría por nosotros. Que los choferes del club habían muerto en un accidente automovilístico en una carrera de velocidad improvisada por su peculiar pasatiempo en los caminos circundantes entre los abedules y brezos del estadio de Valle de Flores, y en el eminente luto no contarían con el personal y los medios para llevarnos a los falcos. Que se disculpara con nosotros, y con su amigo Abraham y familia.

Pese a esa frustración y la suma tristeza que suele invadirme con una noticia así, el domingo por la madrugada tocando el balón de soccer rumbo a uno de los fraccionamientos sin construcciones cercanos al barrio, me acordé que en alguna ocasión en la que mi ser se consumía entre el dolor y la confusión, tome la consideración de acercarme a mi padre para pedirle un consejo:

- Hijo, a veces la solución a un problema es el replanteamiento y no la solución en si misma – Me dijo.

Aquel consejo me ayudo ha decidirme ha realizar el viaje por mi propios medios, pues no se trataba simplemente de ir ha verlo yo jugar la final de campeonato, se trataba de ir para que viéndome él a mi en la porra sintiera el apoyo incondicional de su hijo durante el evento que podría representar en su carrera de soccer la mayor tristeza o la mayor alegría de su vida.

Les hable a mis amigos para contarles lo sucedido y lo que estaba planeando en consecuencia. Se conmovieron conmigo, y los mejores me motivaron alistándose a la aventura. Me imagine entonces el momento maravilloso en el que mi padre alzando la copa del campeonato miraría hacia las gradas para vernos festejando con él su triunfo, y señalándome con una sonrisa briosa me lo dedicaría [Sería fantástico].

Transcurridos unos minutos me despedí de mi madre sin avisarle a donde viajaría.

- Mami, voy a salir con mis amigos y me tomara tiempo – Pensé en decírselo después desde una cabina telefónica cuando estuviera en el estadio de Ciudad del Sol, pues esta vez ni fuego, ni aire, ni tierra, ni agua me detendrían de cumplir con el propósito formado en mi corazón.
- Esta bien, pero trata de volver una hora antes de las diez de la noche ha ayudarme a preparar la sala para la visita que estará aquí viendo el juego de tu padre por televisión – Ahora en un tono resignado con la noticia de ayer.
- Quizás… quizás… me veras tan lejos y con él… – Murmure casi en silencio al sacar la bicicleta del jardín.
- ¿¡He…!? – Me miro como si me hubiera escuchado desde sus quehaceres en la cocina, pero limitándose a la intuición maternal me dijo en tono dulce-. Hijo te quiero… cuídate mucho.
- Lo sé Mami – Y dejando la bicicleta en la entrada camine hacia a ella para darle un beso en la frente-. También te quiero… me cuidare te lo prometo… pero debo irme, me están esperando…



Marie sonrió con osada valentía, y beneficiándome de esa imagen incorruptible de aceptación en mi corazón, le di la espalda para salir por la puerta de casa.

Se hicieron las diez de la mañana cuando me reuní en el garaje del Director Elohim con mis mejores amigos Yeshua, Job y Alejandro para revisar las condiciones de las bicicletas, y observando que no requerían mas mantenimiento que un poco de aire en las llantas y un poco de aceite en las cadenas, partimos por la carretera 120 rumbo a Ciudad del Sol.

Recuerdo un globo aerostático cruzar el firmamento, cuando al exhalar la fatiga del viaje al salir del Monte de Sion pude sentir como el espíritu de Abba mi padre se extendía para darme un renovado abrazo…

FIN


Lunes 03 de Mayo del 2010
Gustavo Alonso Briones Zavala








Reservados Todos los Derechos al Autor: Gustavo Alonso Briones Zavala.


Nótese: Estoy buscando editorial atrevida que quiera invertir recursos en la impresión del libro: un tiraje digno en tierra fértil...




[1] TITULO DE PROPIEDAD [El Árbol de Billetes]: En una Sociedad Capitalista donde el AHORRADOR puede adquirir el TITULO DE PROPIEDAD y el PRODUCTOR únicamente el de “EMPLEADO”; es suficiente con IMAGINARSE a un AHORRADOR [Ocioso *] y a un PRODUCTOR [Empleado] con la necesidad del “Árbol de Billetes”, para darse cuenta como el primero se convierte en amo al momento en el que el segundo se convierte en esclavo:
El AHORRADOR al pagar al PRODUCTOR $10 pesos x billete cortado de su “Árbol de Billetes”, posteriormente se lo venderá en $20 pesos; generando de esta manera una sociedad en la que el primero vivirá con excedentes x billete [por 1 cobrara 2]; en tanto el segundo vivirá con deudas x billete [por 1 pagara 2].
El SIMBOLO ahorrativo adquiere así poder sobre la REALIDAD productora. El TITULO DE PROPIEDAD se erige con derecho indefinido sobre el ESFUERZO SOCIAL. Es decir, que en la actualidad: “El Ocioso intercambia el SIMBOLO por la REALIDAD del Empleado.”
Conclusión: El Titulo de Propiedad permite al AHORRADOR intercambiar el billete de $10 pesos x el billete de $20 pesos del PRODUCTOR. Por lo que el capitalismo como sistema social, es una forma racionalizada de esclavismo en la que el SIMBOLO de Propiedad ahorra REALIDADES ajenas de producción…
* El único ocio dignificante [momentos de descanso, imaginación, reflexión y espontaneidad] en el hombre, es el que surge como derecho de la actividad productiva, equitativa y justa entre los participantes de la empresa.

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